De vinos con Ramón: Nos la estamos jugando

En su altruista labor de investigación, Ramón nos arroja luz sobre el impacto que el cambio climático tiene sobre el mundo del vino…

 

No hay día en que nos levantemos y nos den una noticia “agradable”. Últimamente parece una “gymkhana”, a ver qué prueba nos ponen hoy para superar anímicamente. Cierto es que en muchas nuestra capacidad de acción es limitada salvo que podamos influir en la mente de algunas personas que parecen obstinadas en no entender el valor de la vida humana. Pero hay algunas en las que nuestra actividad puede ayudar algo. Hablo por ejemplo del cambio climático. Todo lo que hagamos por reciclar (en mi casa no cabe ya un recipiente “diferenciador”), por consumir menos energía de la prescindible en tanto en cuanto la misma provenga de elementos fósiles, por consumir los alimentos necesarios y no tirar alegremente comida a la basura (mano de hierro en casa con este tema), etc, será poco.

El cambio climático está impactando en todo y la viticultura no es más que una de sus víctimas. La verdad, por ser sincero, considero que lo que se está haciendo no es más que un parche porque en el fondo el problema continúa. Cierto que de alguna forma salva el hecho de seguir produciendo vinos allá donde ya está impactando el cambio climático, pero obliga a decisiones que nos pueden alejar de esos vinos que nos gustaban de una zona concreta porque tienen que “ser sustituidos”.

Me explico:

    • Allá donde hay terrenos mas altos donde no se plantaba antes porque la vid no se aclimataba, ahora resultan ser los mejores. Es un hecho por ejemplo que sin ir mas lejos en Sierra Cantabria ahora se está plantando cada vez en mas altura y son las zonas que económicamente mas se valoran. Pero lógicamente, ni todo el mundo tiene esa opción, ni la altura es infinita.
    • El goteo o el riego ayuda a que algunas vides que estaban muy bien aclimatadas a una zona, de repente y con el estrés hídrico actual, puedan seguir siendo productivas. Pero no es menos cierto que esto va en contra precisamente de ajustar los recursos. Cada vez hay mas escasez de agua para estos menesteres y no es más que un síntoma de alarma de lo que puede llegar.
    • Se están introduciendo a veces varietales innovadores procedentes de laboratorios, los denominados “varietales híbridos” que tienen resistencia a múltiples amenazas. Por ejemplo en Polonia, muchos de los vinos se realizan con este tipo de varietales (Rondo, Cabernet Cortis, Johanniter, Hibernal, etc), resisten cualquier hongo, modificaciones de temperatura, etc. Algunos son aceptables, pero de lo tomado, la verdad, pocos me han impresionado.
    • Hay mas formas de combatir el problema y no me quiero extender. Me voy a centrar en la utilización de varietales mas resistentes al incremento de temperatura que antes tenían su zona de referencia pero que cada vez más se están extendiendo a zonas con este tipo de problema. Tiene de bueno que son varietales que son valoradas por sí mismas en determinadas zonas y por tanto no supone “tener” que introducir algo en lo que no tengamos credibilidad. Pero lógicamente el coste es modificar el tipo de vino que se hacía hasta ahora en ese sitio.

Me voy a apoyar en este caso en la bodega mentridana Arrayán. Una bodega que tras la incorporación de Maite Sánchez como enóloga lleva tiempo investigando y haciendo vinos ya comerciales con varietales que antes no se utilizaban en la zona.

Su viña mas conocida es La Verdosa cerca de Santa Cruz del Retamar, allí se plantó en 1999 Syrah, Merlot, Cabernet Sauvignon y Petit Verdot, como se puede apreciar no exactamente vides locales. Sin embargo el darse cuenta de lo que significa el viñedo singular, el viñedo histórico y bien adaptado les hizo recuperar Albillo Real en Almorox y Garnacha tanto en El Real de San Vicente como en Cebreros.

Sin embargo dado el afán por posicionarse de parte de aquellos que luchan por la sostenibilidad, tienen un proyecto de estudio de varietales que suelen tener en común aspectos como su maduración tardía o al contrario (siempre dejando el verano de por medio si es posible), vides con hojas longevas que dispongan sus recursos hídricos para las bayas, etc. 8 varietales han injertado utilizando siempre como testigo y pie a la Merlot:

    • Mizancho: uva blanca con algunas vides dispersas en Castilla la Mancha. 20 cepas juntas se encontraron en Villatobas (Toledo). La blanca que se vendimia mas tarde.
    • Garnacha Blanca: vigorosa, resistente a la sequía y suelos poco fértiles, resistente a hongos (oidio, mildiu, etc).
    • Garnacha Gris: Baja relación entre hojas y fruto, racimos de tamaño medio, mayor capacidad de hidratación.
    • Bruñal: de las tintas la primera en vendimiar junto a la Rufete.
    • Rufete: por la misma razón que la Bruñal.
    • Moravia Agria: de las tintas la última en madurar. Tiene además un canopy menor (extensión) y consume menos agua. Muy buena adaptación a climas cálidos.
    • Graciano: Junto a la Moravia, de las últimas en madurar. Mucha acidez para dar longevidad a los vinos.
    • Garnacha Peluda: De contraste en la diversidad de garnachas su capacidad de adaptación al clima cálido.

El resultado de sus elaboraciones es el siguiente:

    • Vinos ya comerciales: Arrayán Graciano, Arroyo de Arrayán (emplea Garnacha Blanca y Garnacha Gris) y La Verdosa Mizancho.
    • Vinos embotellados para catas y muy probablemente para comercializar: La Verdosa Bruñal y La Verdosa Moravia.

Si he de ser sincero, efectivamente, catados algunos aún creo que necesitan afianzarse en su método de elaboración (encontrar el modo de vinificación que de lo mejor de ellos). Sin embargo tanto el Arrayán Graciano como Arroyo de Arrayán son notables. De hecho y, como siempre, terminaremos este artículo comentando nuestro vino propuesta:

Arroyo de Arrayán, uvas pisadas y maceradas 2 días en barreños de plástico. Fermentado y criado en barrica francesa usada tanto de 300 como de 500 litros durante 10 meses. Color amarillo pajizo virando a dorado. Nariz intensa, fruta de hueso, cítricos, pieles, anisados. Boca con cuerpo, con volumen, sedoso, muy buena acidez y potencial de guarda. Homenaje a Eduardo Arroyo diseñador de alguna de sus etiquetas, amigo de la familia y como su propietario José María Entrecanales ya desaparecidos. Su mujer María Marsans, al frente siempre.

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